miércoles, 17 de febrero de 2010

LOS CICLOS DE LA VIDA

Como todos sabemos, todo en la vida es cíclico y cuando llegamos al final... pués volvemos a empezar... (así ocurre con la vida, las estaciones, el ciclo lunar, el día y la noche, las mareas, etc.... )

Periodo YANG

Periodo YIN


En Kábala, para cada ciclo existe un primer periodo YANG (que se refiere a todo lo relacionado con lo masculino, lo expansivo, la energía, la Luz, la actividad, las ideas) y un segundo periodo YIN (que por oposición, hace referencia a todo lo relacionado con lo femenino, lo restrictivo, la materia, la oscuridad. la pasividad, las experiencias).


Cuando nacemos, estamos vibrando en un periodo YANG. Es el niño que todo lo absorbe, todo lo retiene, todo se lo cree. El niño que recoge ideas, pensamientos. Somos como esponjas mentales, energéticas y físicas : todo nos alimenta y todo nos sirve.


Cuando llegamos a la mitad del ciclo, que es el punto de adolescencia, ya no nos creemos tanto lo que nos dicen, sino que queremos experimentar, queremos palpar, queremos comprobar…. Es el periodo YIN durante el cual interiorizamos/ integramos todo lo aprendido, si así lo consideramos.


Así pués, al finalizar ese ciclo, volvemos al periodo YANG y con él, necesitamos “casualmente” aprender cosas nuevas, recoger ideas nuevas …., como si volviéramos a ser “niños”.


En el Árbol de Kábala, se pueden identificar y localizar momentos en el tiempo por los que todos hemos de pasar, así como los aspectos que debemos trabajar.


Hablamos concrétamente de ciclos en meses y en años.

Cada uno de nosotros tenemos nuestros propios ciclos, es decir que para cada individuo variará la duración de los mismos y los aspectos a trabajar. Esta información viene dada en la fecha de nacimiento.


Los ciclos en meses

En este caso, el trabajo a realizar es de envergadura y nos lo dan a pequeñas dosis para que lo podamos realizar paulatinamente.

Cuando llegan los momentos de "crisis" (que me gusta llamar "oportunidades de crecimiento") ocurren acontecimientos, que si bien nos pueden parecer casuales y cotidianos, nos llevarán inconscientemente a reaccionar en ese sentido.

Por ejemplo, si nos tenemos que trabajar la paciencia, en la fecha prevista "ocurrirá" algo que nos llevará a trabajárnoslo, o mejor dicho, se nos brindará la oportunidad de trabajarla.


Los ciclos en años

Con los ciclos en años, ocurre lo mismo pero las crisis ocurren cada x años. Aquí, la tarea se dilata un poco más en el tiempo para que se puedan operar los cambios evolutivos pausadamente.

El momento de crisis servirá de revulsivo para que con cierto tiempo, la persona pueda tomar decisiones importantes que la llevarán a un cambio de rumbo, en el momento en que finaliza el ciclo.

Si por ejemplo, el momento de crisis ocurre a los 15 años y la persona tiene un ciclo de 30 años, tendrá 15 años de tiempo para comprobar, madurar consciente o inconscientemente su decisión de cambio y finalmente actúar durante su 30 cumpleaños.

Dependiendo de la longitud de nuestro ciclo en años, todos pasamos una media de 2 o 4 veces por él, por lo que cuando por ejemplo tenemos 50 años y nuestro ciclo es de 30 años, es como si tuviéramos por segunda vez 20 años, con todo lo que eso supone. Volveremos a sentirnos con el estado de ánimo, las inquietudes y algunas dudas de entonces. Incluso puede ser que nos vengan espontáneamente a la memoria, recuerdos de esa época, “casualmente” ¡!!! Podremos entonces utilizar esa información para saber cómo actúar desde nuestra perspectiva de 50 años.


¿ Podemos decir entonces que existe un Destino ineludible ?

NO, porque la Ley del Libre Albedrío nos permite en todo momento decidir, desde la libertad, si queremos o no trabajarnos ese aspecto.


Si, gracias a nuestro Arbol de Kábala, podemos conocer esas fechas y ser conscientes del trabajo que nos pide nuestro Ser Interior, podremos, si así lo deseamos, sacar un NOTABLE en la prueba que se nos presente.


¿Y cómo sabremos que la prueba está superada ?

Lo sabremos cuando, cíclicamente vuelva a aparecer esa prueba y no nos duela y tengamos una reacción templada y equilibrada ante ella.

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